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Un artículo de / Víctor Hugo Fernández

EL VIGILANTE EN EL ESPEJO: reescribir la historia desde la imaginación

ARTÍCULO / EL VIGILANTE EN EL ESPEJO: reescribir la historia desde la imaginación …A propósito de La nueva novela de Guillermo Fernández…. Por : VÍCTOR HUGO FERNÁNDEZ UMAÑA
EL VIGILANTE EN EL ESPEJO: reescribir la historia desde la imaginación
A propósito de La nueva novela de Guillermo Fernández, El vigilante en el espejo, nos invita a abismarnos en la historia desde el territorio especulativo de la imaginación, con la certeza de que lo verdadero es un prisma siempre cambiante, según la óptica con que se mire

Recientemente me pregunto ¿por qué en los albores de mis casi setenta años de existencia, sigo leyendo narrativa con la pasión y el abandono emocionado con que lo hacía cuando crecía entre los cafetales de Tibás y las tardes veraniegas tirado sobre la ribera del río Virilla? La magistral nueva novela de Guillermo Fernández, titulada El Vigilante en el espejo, me confirma que cuando la voz narrativa se apodera de mi mente y captura mi atención, aquellos mundos que propone me seducen y controlan, convirtiendo la lectura en una obsesión de la que no soy capaz de desentenderme hasta alcanzar la última página. Y aún después de concluida, esa narrativa se queda conmigo y me acompaña en mi cotidianeidad, al punto que me descubro con frecuencia actuando y hasta pensando como los personajes de esa historia que recientemente ocupó mi tiempo, se apoderó de mi imaginación y me persigue incluso hasta en los sueños.

La buena narrativa tiene ese efecto de apropiación en mí, me ayuda a especular y suponer otros mundos, otras soluciones, otras acciones e incluso me lleva a envidiar y desear vivir la existencia de aquellos personajes que desfilan ante mi mirada asombrada de lector que, por un momento, se aparta de sí mismo para ser los otros, para odiar, amar, conspirar y hasta morir como mueren los héroes narrativos. A veces incluso me concibo como un héroe narrativo que me bajé momentáneamente de una historia y luego no supe regresar a su cauce.

La nueva novela de Guillermo Fernández me seduce y me atrapa pero no me sorprende, porque le he seguido los pasos a este autor desde que se inicia en la escritura como poeta hace poco más de cuatro décadas y desde entonces todo ha sido crecimiento, dominio y madurez que lo han conducido a exhibir la  maestría narrativa que posee esta fascinante novela, suscrita por un autor de un pequeño país centroamericano, quien sin embargo se abre al mundo con una novela cuya temática se inserta en uno de los momentos históricos del siglo pasado que cambiaron el rumbo de nuestra existencia. Nos referimos a la segunda Guerra Mundial. Sin ser una novela histórica, son estos acontecimientos históricos los que sirven de escenario para las búsquedas espirituales y las pasiones desatas en esta novela.

Aunque siguiendo los laberintos de la memoria la novela discurre en un espacio temporal mucho más amplio, lo cierto es que el relato en sí tiene lugar en Nueva York durante los últimos diez o doce días del año de 1940, incluso asistimos al cambio de año y recibimos el 1941, leyendo las noticias sobre la invasión de los Nazis a Polonia, el bombardeo de Londres, el fantasma del comunismo que aterroriza a la seguridad estadounidense, incrementando el espionaje y la guerra sucia, y también los gérmenes del nuevo objeto de destrucción y transformación masivo, responsable del cambio mundial hasta nuestros días, como es la aplicación de la energía atómica con fines destructivos y de control político-militar. En medio de conspiraciones, espionaje, falsos perfiles y dobles personalidades, El vigilante en el espejo nos cuenta la vida del historiador Donald Shaw quien en medio del ajetreo de un momento de gran significación histórica vive y se tortura intentando poner orden en su pasado para con ello alcanzar la paz, si es que tal cosa existe mientras estamos vivos.

Sin ser un relato histórico, esta novela se inserta en un momento crítico de la humanidad para construir una historia de individuos en permanente búsqueda de su verdad, donde por momentos descubrimos que en ocasiones tanto las decisiones que toma la humanidad son tan erradas como las decisiones que un individuo asume en un momento de su proceso y que, años más tarde confirmarán sus errores de elección, mostrando a su vez cuán equivocadas pueden se nuestras vidas, apoyadas en decisiones que nos parecieron las correctas en su momento, pero con el tiempo resultan ser insuficientes, pues carecíamos de los valores o elementos necesarios para escoger con justicia. La vida es siempre incompleta y nuestras decisiones siempre se asumen a partir de componentes parciales, de hechos insuficientes, de lo cual se insinúa en el relato no somos capaces de darnos cuenta. Eso parecen sugerirnos los personajes de esta novela fascinante donde la acción narrativa tiene de todo: acción, misterio, pasión, crimen, espionaje y búsqueda espiritual, gracias a lo cual el relato nos mantiene atentos a cada salto de página.

Donald Shaw, el personaje principal de la novela, se graduó de historiador, pero en su vida nunca ha ejercido su oficio, sino que en su lugar ha sido chofer de taxi, empleado de una tienda para caballeros y finalmente se convierte en agente del FBI ,cuya vida se dedicará al espionaje y a las escuchas secretas de personajes que investiga, todos sumidos en una conspiración política donde la sospecha se impone sobre los hechos y la inocencia se vuelve irrelevante pues todos somos culpables de algo, solo hay que ser persistentes para llegar allí y desenmascarar las tramas detrás de las cuales se ocultan los conspiradores. Qué fascinante forma de darle actualidad al pensamiento humano encontramos en esta novela. Sin embargo, aunque Donald Shaw es el personaje principal de la novela, la voz narrativa predominante es omnisciente y no protagonista. No es ciertamente una novela contada en primera persona, aunque la voz dinámica y paso de un plano a otro con enrome fluidez. 

Un novelista que conoce su oficio nos seduce siempre de primera entrada, cuando conocemos a su primer personaje de la historia que es el narrador. En él deposita el autor toda su confianza y le entrega los hilos de la historia. Es él quien nos invita a seguir en ese trayecto para nosotros incierto pero intrigante que es la historia misma a que nos enfrentamos. Es el narrador quien presenta el escenario donde ocurren los hechos y es también quien gradualmente va introduciendo los personajes que le dan movilidad a la acción narrativa. La maestría de Guillermo en el manejo de la estructura narrativa que en esta novela nos permite apreciar la forma en que, aunque se decanta por una presencia omnisciente a lo largo de la historia que nos presenta, conocedor además de lo mucho que se le critica a este narrador su imposible capacidad de conocer absolutamente todo lo que ocurre en el interior de sus personajes, quitando con ello a la novela su halo de posible “realismo”, entocnes el autor nos propone un narrador omnisciente especulativo. Con ello queremos decir que en lugar de conocer lo que piensan los personajes, el narrador inventa un narrador que hemos llamado narrador Omnisciente Especulativo quien aunque no conoce la interioridad de los personajes, se permite suponerla a partir de gestos y expresiones que capta en ellos, en sus momentos de acción. Se trata -insistimos* de un narrador omnisciente que además es especulativo, no lo sabe todo, pero lo supone y hace conjeturas. Así por ejemplo dice el narrador en un pasaje de la novela, pensando en lo que puede imaginar Donald Shaw: “Imaginó a Curtis, mientras tanto, que había entrado en la habitación de Circe y había dejado el regalo sobre su cama. Allí lo imaginó sentarse unos tres minutos y agitarse como un niño curioso sobre el colchón, como si estuviera en la zona más confortable del mundo. Lo vio arrojarse sobre la colcha y abrazarla y olerla, como un perro inquieto y fogoso. Luego lo vio incorporarse con alguna tristeza, como si tanta libertad en la habitación de Circe no le hubiera deparado más que un poco de vergüenza consigo mismo”. El narrador especula sobre lo que puede pensar un personaje en torno las acciones remotas de otro personaje, que no atestigua.

De esta forma, el narrador también especula sobre los presuntos diálogos que pueden ocurrir entre los personajes en su ausencia. En la novela existen acciones paralelas en que no son narradas directamente, pero se asumen mientras otros personajes ocupan la atención principal del lector. En algún momento aquellas acciones ausentes se hacen presentes de alguna forma, y es cuando el narrador especula sobre lo que pudo haber ocurrido o pudo haberse dicho en circunstancias oscuras o no iluminadas mediante los faros de la acción narrativa central. Sin embargo, esas acciones sobre las que se especula ocurrieron de cierta manera, son las que encargarán de hacer avanzar el relato, cuando de alguna manera se hacen presentes. Mediante rasgos o gestos de los personajes cuando aparecen, el narrador asume el estado anímico de esos personajes, debido al resultado de esas otras acciones paralelas. Esta parece irrelevante o imperceptible, pero es vital para entender la dinámica narrativa y la reacción de los personajes. Es además un gesto de maestría que muestra el control que posee el autor sobre los hilos narrativos y sus escenarios. Son formas casi simultáneas de jugar con el tiempo narrativo, tanto en el presente como en el pasado, que es un recurso al que viajen regularmente los personajes para recuperar componentes de su vida presente que ocurrieron tiempo atrás y que siguen tan activos como entonces, ya sea la muerte de un personaje como una acción juvenil que determina incluso el comportamiento sexual de un personaje en el futuro. El pasado y el presente forman parte de un hilo indivisible y coexisten ciertamente en el relato.

Se mueve la novela con gran comodidad entre la reflexión literaria y una historia en curso que le permite al narrador y a los personajes, especialmente a los personajes construir frases contundentes sobre la vida, el amor, la muerte, la verdad y gozar del respaldo que les permite el desarrollo de la historia, donde prevalecen la observación, el espionaje, el mirar al otro con disimulo e incluso especular sobre lo que dicen y piensan los personajes a partir de sus gestos, de sus expresiones, de pequeños grandes detalles como puede ser la mirada, o una ardilla furtiva atravesando el frío bosque invernal huyendo de sí misma y su nefasto destino, sin saberlo.

El escenario narrativo está exquisitamente presentado, la ajetreada vida neoyorkina en medio del clima navideño, lod actores borrachos en las esquinas representando a un Santa Claus patético, los taxis envueltos en sus turbantes, conduciendo en medio del tráfico abrumador de una gran metrópoli,  se siente el frío invernal y se incomoda el lector con las neviscas recurrentes que caen sobre los personajes y sus desplazamientos, abrigándonos mentalmente para protegernos de eso aluviones de pasión congelada y emoción desatada.

Las acciones de los personajes, sus equivocaciones inconscientes a lo largo de sus vidas, la visión errónea que podemos tener de ellos, nos llevan a preguntarnos ¿Cuánto podemos magnificar a una persona y seguirla toda la vida, manejando una visión errónea sobre lo que esa persona realmente podría ser y haber hecho en el pasado? Pero eso no nos interesa, y acabamos aferrándonos a la forma en que nos ha convenido mejor o aceptado retratarla. La vida parece ser así, siempre aferrados a erróneos conceptos que en su momento parecían verdaderos pero que la vida confirma luego cómo errores.

Así, sin idealizar demasiado tenemos que esta novela nos muestra personajes descompuestos, desarmados, llenos de rencor y envidia, personajes pesimistas… “No demuestres mucha alegría en ningún momento, nunca, porque lo que gobierna el mundo te la quitará y se mofará de ti en tus propias narices”, le dice un personaje a otro sobre la necesidad del control emocional frente a los demás, porque nuestra felicidad incomoda a los demás y provoca acciones de maldad. De hecho, en la novela pareciera prevalecer el hecho acerca de la conveniencia de saber lo menos posible de los demás, no sentir culpa, no condenar ni ensalzar a nadie, ocuparnos más de nosotros mismos, vivir al margen. Esta es una verdad literaria, que se aplica a la vida de la forma en que se concibe en la novela, no sugiere ni por asomo que debamos trasladar aquello a nuestras vidas… aunque no es para nada ocioso considerarlo.

Lo novela posee un excelente andamiaje literario, donde incluso existe la intertextualidad en momentos críticos, gracias a la mención de libros sagrados como el Bhagavad Gita para reforzar el pensamiento de algunos de sus personajes, reflejar su personalidad y sus búsquedas. Igualmente se apoya en versos de William Butler Yeats, para darle sustrato lírico y ensoñación poética a ciertas acciones críticas de la novela, donde personajes confiesan su amor y se apoyan en los versos de este poeta para darle raigambre a la abstracción sentimental. Y es por ello que un personaje dice en un momento de su discurso: “Cuando usted cree en lo que otro ser humano escribió, no importa en qué época, se establece una hermandad que arroja una flecha de fuego a través del tiempo y produce el renacimiento de todas las cosas”. He aquí los versos de Yeats convertidos en la flecha de fuego a través de los tiempos.

Ese renacimiento que brota en este fraile emocionado al leer y concluir esta novela rompedora que sin duda marca un antes y un después en nuestra narrativa, poniendo en el primer plano una novela y un autor que ha trascendido la localía, para convertirse en un acontecimiento de interés planetario, como son los acontecimientos que narra y la maestría espléndida con que lo hace.

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Víctor Hugo Fernández Umaña

Costa Rica, agosto de 1955. Se ha desempeñado desde muy joven como activista cultural y comunicador. Estudió Filología y Lingüística Española en la Universidad Nacional y Maestría en Literatura Comparada por la Universidad del Estado de Pennsylvania, Estados Unidos, donde se especializó en Literatura y Ciencia: De qué forma la Teoría de la relatividad modificó la literatura del siglo XX. Miembro fundador del grupo literario Sin Nombre. Fue director de la escuela de Danza de la Universidad Nacional y editor del suplemento cultural Ancora del diario La Nación. En poesía ha publicado Calicantos, Las siete partes en que antiguamente se dividía la noche, Escala en Santa Rosa y otros trenes, Genealogía de mi sombra, Canciones para un Minotauro, No todas las naranjas cantan igual, Dulces blasfemias, Cuando seamos ausencia, La vida que no estaba y Clarividencias/Second sight. En novela ha publicado Los círculos del cuerpo. En relato ha publicado con la EUNED La Reina del Ácido, bajo el sello World Graphics editores, publicó El amante y la chica depresiva (2018) y Los jardines olvidados (2022).

Correo electrónico: vfernan@world.co.c

Luis Guillermo Fernández Álvarez

(San José, Costa Rica, 14 de diciembre de 1962), más conocido como Guillermo Fernández, es un escritor, poeta y cuentista costarricense, considerado como uno de los escritores contemporáneos más importantes de la última década. Actualmente se desempeña como profesor universitario de la Universidad Nacional de Costa Rica.

Guillermo Fernández Se considera a sí mismo un investigador ficcional, alguien que no solo interpreta literariamente la vida cuando escribe o publica, sino en cada momento de su existencia, cuando sabe que observar intensamente es existir. Mientras haya admiración, el apagamiento definitivo se suspende. Una sociedad sin asombro es un mausoleo. Sus temáticas son múltiples. Indaga en el enigma del mal, de la muerte, del poder fantasmagórico de la memoria, intenta darles otro rostro a hechos históricos que se dan por sentados, sus personajes se hacen preguntas, como filósofos sin porvenir en la vera del tiempo, pues solo las preguntas encienden un cerillo en la oscuridad.

Actualmente, prepara algunas novelas y cuentos. Imparte lecciones en una universidad y comparte con pocos amigos las inquietudes enigmáticas.


Carrera como escritor

El autor cuenta con un historial literario de gran aporte a la educación costarricense. Como tal, cuatro de sus obras están recomendadas, a la fecha, por el Ministerio de Educación Pública (MEP): «Efecto invernadero», «Hagamos un ángel», «Babelia» y «Tu nombre será borrado del mundo».

Guillermo Fernández es un autor en su etapa de madurez, que ha llegado a comprender la literatura como expresión y como vehículo de un plan vital. Pertenece a ese grupo de escritores para quienes la alternativa es «o escribo o me muero». Dentro de su trayectoria como novelista, poeta y escritor en general, se encuentran diversas obras posmodernas con fuertes temáticas sociales, psicológicas y filosóficas, explorando desde lo utópico hasta lo distópico.

«Babelia», su primera novela, 2006

La primera novela escrita por Guillermo Fernández fue «Babelia», la cual publicó recién en 2006. La novela ha sido denominada por algunos críticos como una novela de «espacio», donde el narrador omnisciente conduce las acciones dentro de un doble espacio: el físico que utiliza el mall y el pueblo de Desamparados, y el psicológico que describe un mundo lleno de inseguridad, de intranquilidad y de enfrentamiento del sujeto con el mundo exterior producto del consumismo.

«Nebulosa.com», 2007

«Nebulosa.com» fue la segunda novela escrita por Guillermo Fernández, publicada en 2007 y caracterizada por ser una novela polifónica y paradigmática. Semeja un arco iris de voces que desde diferentes perspectivas e historias van dibujando ese caleidoscopio social que nos corresponde sufrir bajo esa programación casi permanente que las trasnacionales y capitalistas del mundo globalizado se han esmerado en crear para sus propios intereses económicos. Dicha obra se caracteriza también por no contar del todo con un narrador, sino con los personajes como únicas voces que el lector escucha.

«Ojos de muertos», 2012

Cinco años después, en 2012, Guillermo Fernández lanza su tercera novela titulada «Ojos de muertos», la cual se estructura como una novela policíaca que ha cobrado beligerancia en las letras nacionales durante esos últimos años. El relato sumerge al lector como el principal investigador, pero no de la captura de algún criminal, sino de los indicios textuales, semánticos, voces, frases y visiones desimanadas por todo el texto, para que le permitan descubrir finalmente la polisemia enmarañada de la novela.

«Tu nombre será borrado del mundo», 2013

Para el año 2013, Guillermo Fernández hace público su libro «Tu nombre será borrado del mundo», el cual lo hace acreedor del premio Aquileo J. Echeverría de Literatura en Cuento apenas un año después. El mismo consiste en una propuesta magistral de ocho relatos que abordan distintos dilemas axiológicos del ser humano.

El libro aborda las cavilaciones humanas, sus reflexiones internas y filosóficas ante el mundo, nos presenta con el recurso de la ironía gestualidades humanas de personajes-espejos. Hace evidente la decadencia humana de la modernidad, su desesperanza e indiferencia ante mundos nuevos, ante la muerte, el amor, la amistad, el crimen. Cada personaje refleja su decadencia, enfrentado con el otro en el que se ve reflejado. Los personajes intentan reflexionar, pero caen en el abatimiento, no logran salir de su mutismo, no alcanzan la transformación por más que son conscientes de su decadencia. Desde el punto de vista de los temas se mezcla lo fantástico con lo realista, pero coinciden en la exploración psicológica de la condición contradictoria de los seres humanos.

«Te busco en las tinieblas», 2015

«Te busco en las tinieblas» es una de las obras más crudas y desgarradoras del autor Guillermo Fernández. Se trata de un proyecto estético y filosófico lanzado en 2015, donde evidencia cómo la muerte produce un límite más allá del cual solo existen las tinieblas, pero eso no quiere decir que las tinieblas no contaminen la vida: al contrario, eso es precisamente lo que ocurre. La vida se tiñe de tinieblas cuando la muerte aparece en el horizonte.

Los discursos que sostienen los personas son sólidos y creíbles, y la ideología imperante en sus palabras y las réplicas entre sí son dignas de una mirada atenta porque conducen a la reflexión casi involuntaria.

La obra profundiza en el dolor de perder a un ser querido y deja un final abierto en donde el lector es quien toma la decisión de lo que ocurre con el padre después de las tinieblas. Debido a su relato, esta obra es considerada como uno de los más grandes aciertos literarios del autor. “Aunque la vida no tenga sentido, el arte se esfuerza por encontrarle alguno”.

«Hojas de ceniza», 2017

Entre los poemarios más importantes de Guillermo Fernández se encuentra «Hojas de ceniza», de 2017, cuyo contexto filosófico y emocional mantiene la crudeza de algunos de sus títulos previos, pero con figuras literarias que desencaminan los versos de lo esperado, sino más bien crean un entorno donde el lector se familiariza con lo que lee y siente cada palabra como una alerta en el pecho. Todo el libro busca responder a esa pregunta fundamental sobre qué formas de vida podrán crecer en esa tierra de ausencia.

Los poemas de este libro son pequeñas joyas hechas de barro y de luz que recuperan “lo único que no puede destruir tanta insidia”, “un camino abierto que nos conduce a lo que nunca se nos pudo arrebatar”. Hojas que perviven en el viento más frío, raíces aferradas en pétreos escombros que, sin embargo, sostienen la vida, llenándola de fuerza y de ternura.

Por la hondura de su tema y la eficacia en el tratamiento formal Hojas de ceniza marca un hito en la producción poética costarricense. Nos enseña que la poesía sirve para nombrar lo indecible. Y que lo puede hacer con dignidad y belleza al mismo tiempo.10​

«Camino de estelas», 2018

«El ojo del mundo», 2019

Para el año 2019, Guillermo Fernández publica «El ojo del mundo», una obra donde el autor no solamente se nos revela como un estilista, al construir un universo narrativo preciso, justo, bien estructurado, cuidadosamente adornado por el buen gusto y la parquedad, sino que además propone escenarios que, aunque novedosos, no descuidan los viejos temas que han preocupado al hombre: el éxito, la verdad, el gesto humanitario, la necesidad de encontrar siempre a un culpable, la indispensable obsesión de la condena, el sentido de la superioridad, la importancia de los redentores frente a su posible irrelevancia.

Este título de Guillermo Fernández es una novela sobria y bien escrita sobre un tema profundo y metafísico, que en su fluidez narrativa siembra dudas e interrogantes a través del universo que construye, donde la trama en sí misma deja de ser importante y son los personajes con sus sospechas, sus ansiedades, su parte del mundo ajeno a ellos que desconocen los que los convierte en relevantes. Surge a partir de una extraordinaria, polémica y perturbadora fotografía que alcanza un premio harto reconocido y apetecido por miles: un buitre acecha y mira con desparpajo mientras espera la segura muerte de un niño famélico en un campo de refugiados de Sudán. Kevin Carter viajó al lugar y estuvo alrededor de una semana al sur del país para captar el encuadre en el que el ave y el niño nos cuentan una pavorosa historia sobre la hambruna y la depredación en África. “El hombre que ajusta su lente para tomar el encuadre correcto del sufrimiento podría ser un depredador, otro buitre en la escena”.

En este sentido, «El ojo del mundo» es una excelente novela de personajes, que muestra la flexibilidad que poseen estos personajes para moverse en diferentes escenarios y cómo el escenario de la guerra y la destrucción de una sociedad transicional, se convierte en la mejor metáfora para describir lo que ocurre en el ojo del mundo: la calma infinita que existe en el corazón mismo de una guerra, la transformación que se da, frente a lo que creemos ver, contrastado con lo que realmente se muestra y no podemos atrapar en su confusa totalidad.

«El país de la última tarde», 2021

«Los misterios del universo», 2022

Entre sus últimas obras se encuentra «Los misterios del universo», publicada en 2022. Se trata de un libro de siete cuentos que parecieran estar conectados y que rompen con la localidad. Nos presenta una obra exportable, de esas que no entrarían en conflictos trasfronterizos porque pueden ser leídos lo mismo en Europa o Sudamérica. La universalidad, el dominio del espacio y el dominio exquisito de la técnica narrativa aparecen claramente explícitos de principio a fin.

Considerado como un hito en nuestra narrativa, con una temática universal cargada de sensibles valores filosóficos, «Los misterios del universo» no ofrece soluciones, solo presenta situaciones, por lo que el lector es exigido a participar del proceso activo de la lectura si desea llegar a conclusiones o formularse hipótesis sobre la naturaleza de los acontecimientos que ocurren frente a sus ojos en el discurso narrativo.

El libro combina la intriga, el misterio y la conjetura, creando tensión y curiosidad sobre el desarrollo de las historias con lo cual nuestro autor alcanza un gran nivel de madurez, al convertirse en un exquisito contador de historias.

«El vigilante en el espejo», 2024

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