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POESÍA CUBANA / Selección de Aníbal Fernando Bonilla

Poesía

Mi primer acercamiento a la poética de Yanier Hechavarría Palao (Cuba, 1981) fue a través de A la intemperie (Ediciones Holguín, 2011). Luego, con Óxido (Letras Cubanas, 2017). Poemarios paridos con dolor de parto, aunque él diga lo contrario. Musicalidad de sucesos cotidianos en plena desnudez de los días. La gran orquesta de la vida estriba entre el sol, el llanto, la incertidumbre, plazas ajenas o lejanas, baños públicos. Yanier (también artista plástico) refiere “detalles comunes” con la tinta de su sangre o de sus ojos, de los cuales vierte abundante humedad. Versifica desde una geografía que se desploma -según su apreciación creadora- y, que, sin embargo, seduce por la epidermis de trópico y la gente digna y luchadora: “Persigo el derrumbe, la restauración de un país”. Caben en sus textos dilatados y prosísticos “el ardor, la carne al rojo vivo”, la personificación de calles, anhelos y hedores de Holguín, Santiago y la Habana, siempre la Habana con su fuerza y gravedad. Con metáforas y piezas anafóricas describe como testigo de fondo (desde las afueras, quizá desde los márgenes) las vicisitudes de una patria impura cuyo mar enternece/estremece, en donde la salinidad es elemento constante en un ambiente abrumador. El recuerdo maternal emerge como rastro afectivo. Es la dicha del poema de aliento extenso sobre lo que fue, sobre lo posible, con estilo desenfadado bajo la sombra de una noche sonámbula: “Mi texto se dilata, se ensancha, logrando que quepa todo”. Un poeta que lee a otro poeta, como acto solidario. El encuentro de soledades. El reciclaje de tatuajes. El asesinato de “otro lenguaje” y su propia resurrección. La de Yanier es “una voz que busca” en medio de los escombros la esperanza, o tal vez, apenas aquella pesadumbre de la mujer con flores en las manos.

Aníbal Fernando Bonilla

 

El otro sitio

 
Leo poemas conocidos 
de Orestes González Garayalde
y suben unas neblinas
unos aires fríos soplan.
Orestes es el nombre de mi padre.
Pero ignora su relación 
con la literatura griega
yo también ignoro otras cosas
experimento otras estrategias.
 
Esta tarde es propicia 
             /para leer poemas
el sol se ha nublado
hay calma 
hay un sabor a nostalgia 
                /en el jardín.
 
Los lirios me cuentan
hombre de materia celeste
y mirada suicida.
 
Te imagino vestido de negro
escuchando un viejo blues
también imagino la ladera
donde te lanzaste.
 
No eres poeta, ni pintor
pero quiso lanzarse al vacío.
Ahora estoy contigo 
en mitad del camino
flotando.
 
¿Qué piensa alguien 
   /que flota hacia la muerte?
Su infancia,
los amores desconocidos,
las miradas que te estimulan,
la familia,
el otro sitio.
 
Yo sigo pensando
descolorando estos tiempos 
de un corrosivo enigma,
estoy llegando.
 
Pronto me estrellaré 
        /contra el asfalto,
tú me acompañas.
No tuve riquezas
tampoco tengo novias 
             /que me lloren
no tuve jardines.
 
Esta es una voz enferma
una voz que busca.
Tengo miedo.
Debajo de mi lengua 
tuve pastillas
sonidos.
No juzgues mi alma
termina 
ya con todo esto.
 

*

Mujer con flores en las manos 

 
La mujer que lleva flores 
         /en las manos me mira
ella sabe que su tristeza 
                    /me afecta.
No son flores para adornar,
no son flores para regalar.
 
Eran unas cuantas flores silvestres
camina muy despacio
como si caminar fuera un castigo.
 
Solo ella conoce 
              /el riesgo de contar
ese riesgo inefable que se corre 
                       /al contar,
contar es un largo túnel en el centro 
                     /de tus arterias.
 
La mujer que lleva flores 
                /en las manos me mira,
sabe que exactamente al otro 
                    /lado de la calle 
estoy acompañando su amargura.
En sus ojos no hay lágrimas
me gustaría olvidarlo todo y seguir.
 
Una duda es un clavo 
             /martillándote los sesos.
La mujer que lleva flores en las manos
emprende su marcha,
una marcha que no tendrá fin
una marcha a un sitio inexacto.
 
Ella conoce mi empeño
pero no me regalará su historia,
decir la historia es desnudarse
ser inocente.
 
Es estar desprovisto de misterio.
Cada vez se aleja más,
ya no diviso su imagen doméstica.
Tan solo es una mujer 
            /con flores en las manos
una triste y sola mujer
que se pierde.
 

*

Yo tampoco 

 
La casa está cambiando
todo está cambiando.
Mi madre puso leche a hervir,
la gordura de años atrás se ha ido.
Ellos no discuten.
las manos encima de los muebles,
los pies descalzos.
 
Todo en silencio.
Ya nadie habla 
     /(se cansaron de hablar)
unos muchachos pasan cantando.
Recuerdo los años
los domingos de fiestas
las flores encima de la mesa,
los besos,
los abrazos.
Pero pensaba que no iba pasar,
por lo menos no en mi casa.
 
¿Quién querrá vomitar 
              /todas sus vísceras 
para formar los mares que faltan?
Porque quién dijo que el mar
                 / no es visceral.
 
Mi casa se destruye 
mientras sueño con música extraña,
mi casa se destruye 
mientras trato de que me amen
mi casa se destruye 
y ellos no hablan.
Yo tampoco.
 

*

Después de ti, antes de ti, estando contigo

 
Madre compra trozos de carne
la carne es un negocio.
Corta tajadas de hígado
unos hilillos de sangre oscura
caen en las manos asesinas.
 
Me aproximo al árbol 
que protege los diabólicos sueños
de un niño.
Y tengo deseos de ti.
La desnudez de unas costas, 
cuando el mar bañaba
mi cuerpo,
cuando traté de arder 
             /entre mis dibujos.
Y es que la palabra (tu nombre)
remueve lo más hondo 
                /de mis entrañas.
 
Ahora hierve el hígado del cerdo
que engordamos.
Duele saber cuánto cariño 
echamos en cada trozo.
Construyo imágenes
conservo el peso de tus carnes,
escribo tratando de que te quedes.
 
Se que para que suceda 
es necesario que te encuentres,
que me encuentres.
¡Y es tan difícil!
 
De momento, algunas señales:
de noche, o madrugada.
Debajo de algún laurel,
en el decapitado banco.
En aquella esquina,
el poder de tus ojos
el atrapado instante de tus ojos,
podrá encontrarme.
 
Todos ríen
yo sirvo agua
contemplo el camino
protejo mi cuerpo 
de las sábanas que me tapan.
Tengo deseos de ti,
antes de ti, 
estando contigo.
4 TEXTOS DE Yanier H. Palao / POESÍA CUBA. … La mujer que lleva flores en las manos emprende su marcha, una marcha que no tendrá fin una marcha a un sitio inexacto…
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Yanier H. Palao

Yanier H. Palao (Cuba, 1981). Escritor y artista visual. Le interesa lo escondido. Le hubiera gustado ser arqueólogo. Sus manos han envejecido prematuramente por su antiguo trabajo: restaurar inmuebles patrimoniales en la Habana vieja. Ha publicado: Sombras del solo (2005), Peces en bolsas de nylon (2009), Música de fondo (2010), A la intemperie (2011), Vaciados (2011), Esteros (2013), Óxido (2017). Recientemente, País excéntrico. Entre sus numerosos premios se destaca la beca de creación literaria que otorga el proyecto “Torre de Letras” (2016). Sus artículos y crónicas se divulgan con frecuencia en varios portales digitales. Mantiene la columna de opinión “Basura biológica” en la revista de periodismo narrativo El Estornudo.

Partícipe de numerosas exposiciones, entre las que sobresalen: “Grito para que se me escuche”, 2009, Holguín; y “Rastros”, 2011, Biblioteca Benito Juárez, Universidad Politécnica de Holguín. Ese mismo año expuso en la Casa de Iberoamérica “Ejercicios y apuntes de cuadernos”. Formó parte en el evento Babel, 2013, de las Romerías de Mayo de la Asociación Hermanos Saiz (AHS), con una intervención pública que consistía en limpiar los monumentos de los héroes que están emplazados en la ciudad del Holguín con turuntas y algodones mojados de agua oxigenada. Ha realizado numerosas ilustraciones para libros infantiles y revistas. En el 2019 presentó en Quito (cervecería “Viva cerveza”) su muestra “Ofrezco mi fragilidad”. Su obra engrosa numerosas colecciones en Cuba, Ecuador, México, Argentina, Estados Unidos, España, Reino Unido y Australia. Es miembro del consejo editor de la revista Tras de mar, publicación especializada en la promoción de la cultura de los países insulares. Actualmente reside en Quito (Ecuador).

 

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