SOYAPANGO WITHOUT YOU

                                         La ciudad se derrumba
                                         y yo cantando.
                                                     -Silvio Rodríguez.

La madrugada es un espiral de rojo
y la música es la inconsciencia
                                 /de los tristes.

Soyapango emerge y yo con él.

Los yonquis de las pupusas
               /se surten en las esquinas
mientras las pequeñas sombras
                                  /de las dealer
palmean con fuerza
          /la desesperanza y el hambre.

La risa de los hombres
está amarrada a la ingle
                                  /de la soledad
y la decepción
es el mejor defecto que los acompaña.

En el túnel,
aún con el alma a oscuras
el Chuck Berry de los hambrientos
se ajusta el acampanado
mientras se quita las lagañas
                                   /y la muerte.

Soyapango emerge y yo con él,
pero sin vos.

Estar aquí
con el corazón por el piso es fácil
porque el cemento
                     /está lleno de sangre.
La música que aquí se baila
se amplifica en el auricular:
la bota del poli
    /pateando la cabeza del muchacho.

“Es mejor que se arrepientan ya,
porque Cristo viene” dice el viejo
con la voz atravesada
                          /en el megáfono,
pero es que a este lugar
ni el mismo Cristo vendría.

Soyapango no emerge y yo
/me desvanezco en él.

BIOGRAFÍA DEL SILENCIO

Guardaste en silencio mi biografía
entre las líneas de tus manos,
tus dedos aplanando la histeria
                                 /de mi pecho
fueros capturas vivas de mis temores.
Jamás hablo con nadie
pero mi silencio lo ha dicho todo
y que limpiaras mis lágrimas
fueron escenas claves
      /de lo que he callado siempre.
Cada latido era un secreto descubierto
cada minuto sin verte
         /era perder la vergüenza,
en cuestión de segundos mi vida era
                                                  /palabra
que ahora llevas escrita
              /en la superficie de tu cuerpo.

AURORA

La muerte es tan simple,
la muerte no traiciona
un día viene, te arrulla
y de compañía trae un pájaro
que al oído te canta una canción.

ALGÚN DÍA

Algún día me voy a morir;
no de risa, no de miedo,
no de amor ni otros afanes,
morir de verdad
como la delgada línea
entre dormir y no sentir nada.
Si ese día llegase, no sean tristes
las lágrimas que salen de sus ojos.
Allá, talvez,
me encuentre con los grandes poetas
convertidos en nada,
así como estaré yo.
Algún día me voy a morir
y llegará más pronto que tarde,
eso lo tengo por bien sabido,
porque siento que no estoy sintiendo
nada.