Poesía
EL ÁNGEL EXTERMINADOR SALE TEMPRANO
*
Este cuerpo parece un lugar olvidado:
un tatuaje sordo en mi espalda,
trofeo de una niñez triste y rabiosa;
mis ojos que poco a poco fueron endureciéndose
/ en los espejos;
mis manos y mis pies largos en extremo;
mi pelo blanco que se enreda en lo castaño;
mi piel quemada por caminatas eternas.
Siempre me dan las cinco de la tarde
en el sitio donde nacen o mueren las cosas.
Muebles y documentos, armas y racimos de vida.
Las paredes me reclaman un viaje urgente.
Envidio a quienes viven en ciudades donde
/siempre es otoño.
Acá el fuego tiene puertas inmensas que nos encierran.
Quisiera la constancia que tiene un centinela
y poder cruzar mi memoria cerrando habitaciones.
Pero el tiempo se va y el silencio es eterno.
*
Millones de ventanas salen a la calle y buscan
/a otras ventanas.
Cada una guarda su mundo y su adentro.
Cada una trae su noche y su amanecer.
Ofrecen a la vida una nube en blanco
/y un lápiz encendido.
Cada una trae a su niño y a su viejo.
Cada una viene con su soledad de fiesta,
con su sed de silencio y con sus ojos abiertos.
*
Sé que estamos viviendo con las cortinas cerradas.
Sé que no hay paracaídas debajo de las sábanas
y volvemos al sueño como a un trabajo.
La bombilla encendida en mi cuarto vacío de sol.
Salir a las calles y hundirse entre la gente
/que aguarda la cola de un supermercado
o rebanarse de tedio en una triste carnicería
o ser testigo de cómo los miedos abofetean
/con odio los semáforos.
Hoy el hongo atómico son las noticias
y los reportajes del horror verdadero.
El invierno nuclear son memes tontos,
funas y blasfemias sexuales que alcanzan
/ protagonismos mediocres.
El plagio de las horas ha transcurrido sin darnos cuenta.
La autoestima fue lo que vendimos por un salario
y llegó el día de no aguantar nuestra soledad.
Hoy están solos los que siempre estuvieron acompañados.
Hoy estamos acompañados los que siempre estuvimos solos.
Ojalá no se agoten las instrucciones
para disfrazar de felicidad las cosas sin sentido.
La verdad quisiera un invierno largo
para dejar mi corazón encerrado y tirar
/la llave en un incendio.
*
Te hablo porque estás solo.
Te escribo porque estás sola.
Intentas llegar a la mañana siguiente,
pero tu cabeza se mueve como un péndulo.
Necesitas alguien cerca, pero todo el mundo
/ se va alejando.
Creces,
no existe nadie alrededor,
creces: lo sabes porque te sientes solo,
lo sabes porque te sientes sola.
Ya es hora de soltar.
Ahora te sientes fuerte.
Remites a las cosas que dijiste
y a las que pensaste
y a las cosas que te hiciste hacer.
Tal parece que aquello
es como una larga fila de fotografías
pegadas al fondo de un río cristalino.
Las fotografías se van borrando.
Creces,
no existe historia alrededor,
creces:
lo sabes porque te sientes sin suelo debajo.
Caminas por una calle que es tuya
y trae recuerdos vagos:
alegría, vergüenza, despedidas, encuentros…
Te diste cuenta de que el Ángel Exterminador
/no ha tocado a tu hombro,
quizá pasa a tu lado sin que te des cuenta,
quizá se ha llevado a gente invaluable para ti.
Esta calle la llevas encima,
como llevas este país,
como llevas este mundo.
Sientes su peso en tu espalda.
Creces,
lo sabes porque llevas algo sobre tus hombros.
Tu cabeza se mueve como un péndulo que no se detiene.
Lo observas y quieres que su ritmo sea más lento.
Pero es tanta la fuerza que lleva en su ir y venir.
Quisiera que algo frenara su paso.
Tu corazón pulsa con menos velocidad que tus razones.
Creces,
porque sientes que ahora sientes menos y piensas más.
No te preguntes por lo que dejaste tirado,
no vale la pena recogerlo.
No preguntes por lo que viene.
Solo entiende:
no importa la edad que tengas, solo aprende.
Si respiras y sientes,
es porque creces a solas,
como todos crecemos.
*
El amor es una gota de cambio.
Una suave gota, una forma indefinida,
pero cercana a una gota.
Déjala que se pierda en el océano,
eso es el cambio, el cambio es olvido.
*
Siento que mis pies van lejos, pero sigo
/en el mismo sitio.
En mi silencio todo suena.
Mi música está congelada en una
/tristeza curva.
Hoy encima del cielo está mi terraza,
sé todo acerca de las tardes
y su extraña laca de monotonía.
Lo triste de ver constantemente una pantalla
/ como si fuese un faro.
Lo extraño de no querer volver a la nada de siempre.
Un cuchillo separa las nubes de las palabras
/en mi cuaderno.
Duermo y aguardo sueños lúcidos y respuestas.
Ciudad de México, enero 2021
JAVIER PAYERAS
Ciudad de Guatemala (1974). Narrador, poeta y ensayista. Ha publicado: Biografía de la Imaginación (Ensayo 2022), La imagen de un segundo (poesía, 2022) La región más invisible (ensayo, 2018), Imágenes para un View-Master (relatos 2013), Limbo (novela 2011), Días Amarillos (novela 2009), Afuera (novela 2006), Ruido de Fondo (novela 2003), Soledadbrother (poesía 2003) y las antologías Microfé: poesía guatemalteca contemporánea (2012), Cosas que aprendimos en la lluvia (2022). Obtuvo el reconocimiento de Artes Narrativas 2022, en el II Festival Panhispánico de Poesía (Alcalá de Henares, España). Su obra–completa o parcialmente- ha sido traducida al inglés, alemán, francés, italiano, portugués y bengalí. Actualmente escribe para http://revistapenultima.com/.
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