Poesía
I
La araña teje que teje
un paisaje de esperas,
sobre el aire y el rocío
de un horizonte de estrellas.
La araña teje que teje
a la orilla de la arena
la espuma de la mar
que salta como centella.
¡Ay, araña que tejes
como una parca europea,
un féretro de cristal
para las tiernas abejas!
II
¿Quién tocará la ventana
esta noche sin estrellas?
Siento en el corazón
un aletear de almendras.
En la calle el viento azul
pasea luz y tristeza.
¿Quién tocará a la ventana
esta noche sin estrellas?
La casa está tan vacía
con la puerta siempre abierta.
III
El almendro, ¿dónde está?
El almendro ¿dónde espera?
Un parque juega en el niño
y la tarde, en las glorietas.
El almendro del poeta,
¿en qué parque cantará?
Un niño juega en el árbol
con un sueño de cristal.
IV
¿Cuántas veces por la calle
te sonrió un colibrí?
Alas de selva y laguna,
cola de flor y candil.
¿Cuántas veces por la acera
te sorprendió el colibrí,
pico de aguja y tetera,
vuelo de sombra alelí?
¿Cuántas veces, cuántas veces,
te susurró el colibrí
un secreto de cipreses
con la luna de perfil?
V
¡Ay, qué verde tan verde,
este verde cantor,
llueve y llueve en mi pupila
una selva de charol!
Está todo tan verde tierno,
verde el aire y la canción,
verde que ríe del verde,
verde dulce alrededor
¡Ay, qué verde tan verde,
tan verde el corazón,
que llueve y sigue lloviendo
en el aire y en la flor!
VI
Deja que vaya al arroyo,
déjame ir,
ya soy un niño grande
y el verano está febril.
Deja que vaya al arroyo,
déjame ir,
en sus aguas nadan sueños
y estornudos de jardín.
Deja, madre, que me vaya
al arroyo,
al nadir,
hace calor en esta orilla
y no me puedo dormir.
LIX
¡Qué bien, ya viene!
Ya viene el boyero
con su carreta de estrellas
bajando por el sendero.
Ya viene, niña, ya viene,
por los caminos de enero,
cantándole a las piedras
y a los más antiguos sueños.
¡Qué bien, ya viene!
Ya viene el boyero,
delante, los mansos bueyes,
detrás los frutos secretos.
LXIX
La niña salta la suiza
en el solar de la casa,
la miran hadas y duendes
entre las flores y ramas.
Salta, salta, niña mía,
que ya llegó la alborada,
llena de aromas rosa,
llena de sombra encantada.
La niña salta la suiza
en el solar de la casa,
la miran gatos y sueños
desde las altas terrazas.
Cristián Marcelo Sánchez
Costa Rica (1970). Licenciado en Lingüística y Literatura por la Universidad Nacional. Ha publicado Todo es lo mismo y no es lo mismo (1994) Entre dos oscuridades (1996) Fragmentos Fantasmas (2000) Corriente subterránea (2012) Fábulas de un poeta que lee en un teatro vacío esperando que sus lectores nazcan del polvo de las butacas (2014) Grado Cero (2015) Grimorio del emperador amarillo (2017) Cuaderno de alucinaciones (2018) Escafandra (2020) Vuelta de hoja Selección personal (2020) y el ensayo Las esferas de la memoria (2004).
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