Poesía / mon cher mort
Saúl Ibargoyen Islas

Aquellos animales
(para Ana Flores Rueda)
Aquel perro se burla
de nuestros dramáticos ladridos
Aquel pájaro no puede
traducir lo que silbamos
Aquella lombriz desprecia
la oscuridad de nuestra ánima
Aquel delfín no tolera
nuestros desafinados cánticos
Aquel tigre no admite
nuestras caricias brutales y solas
Aquella abeja no comprende
por qué decapitamos margaritas y rosas
Aquel elefante no recuerda
bestias más hambrientas que nosotros
Aquel cocodrilo a veces sonríe
a causa de nuestras absurdas lágrimas
Aquellas hienas se vomitan
al oler nuestra basura en el mundo
Aquellos dioses se horrorizan
de nuestra religión de sucios mercaderes
Y aquellas musas que todo lo saben
recogen su calzón
y se retiran.
HOY QUE ES JUEVES
(al cholo Vallejo)
Hoy es tan jueves como otro día
Y septiembre.
Cuántas virtudes caben en mis zapatos
Cuántos fusilados me desbordan la conciencia
Cuántos límites petrificados
Se habitúan a las cosas
Cuántas culpas me raspan la boca
Destruyéndome los órganos
Navegándome la vida
Preparando mi dolor para el grito
Quemándome la voz para algún nunca
Bebiéndose los ladridos
Los orgasmos
Las presencias
Todo aquello que viene en este jueves
En esta parda cifra de septiembre
Que como un reptil se mide el veneno
En el sabor de las horas
Y la lengua.
ROSTROS
Tal vez fueran rostros
monedas carnales y blancas
albores de moléculas lastimándose
en medio de tercas sustancias
planetas nacientes rompiendo
la opresión rigurosa de sus órbitas:
Rostros quizá malnutriéndose
de visiones cotidianas
de sangrazas y sulfúricas muertes recogidas
en pantallas y voces de tenaz suciedad:
Rostros sí haciéndose a sí mismos tal vez
desde cremas de luz
desde natas fulgentes
desde tallos de leche con su raíz
de traslúcida sombra:
Rostros moviendo su vibración
entre usuales soliloquios
y diálogos voraces
entre páginas que alguien para sí organiza
incendiando sin apuro sus máscaras.
Un llegar y un irse de rostros:
bocas huyentes tocadas por un pesado pan
cabellos mezclándose con su propio pelo
labios que esperan atados a la piel
ojos con su niebla iluminante entrecerrada
mejillas que se abren hacia claras salivas:
Rostros como una patria de sangre esplendente
cuyo nombre también es dolor
y se escribe en la piedra.
Saúl Ibargoyen Islas
Nació en Montevideo, Uruguay, el 26 de marzo de 1930 – murío el 9 de enero de 2019. Fue un poeta, narrador, crítico, traductor y ensayista uruguayo, nacionalizado mexicano. Publicó más de 50 libros, incluyendo antologías de la poesía latinoamericana, en colaboración con el escritor argentino Jorge Boccanera. En su obra destacan Palabra por palabra (Antología poética); Cuento a cuento (relatos completos); c; La sangre interminable y Noche de espadas (Novelas); Habana 3000; Poeta poeta; Exilios; Fantoche; Basura y más poemas; Amor de todos; El llamado; Poeta en México City; Versos de poco amor, entre otros. Recibió el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer, por su libro El escriba de pie (2002); el Premio del Ayuntamiento de Montevideo; el Premio del Ministerio de Instrucción Pública, en Uruguay; y el Premio Nacional XXXIV Juegos Flores de San Juan del Río, Querétaro, 2004 por ¿Palabras? Tradujo a numerosos escritores portugueses, brasileros y franceses. Fue editor de la Revista Mexicana de Literatura Contemporánea. Se desempeñó también como coordinador de talleres literarios
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