Poesía / boliviana
Poesía
En los versos de Gabriel Chávez Casazola (Bolivia, 1972) sobresale una fuerte simbología que da cuenta del alto nivel propositivo, el mismo que cobra sentido propio a partir de la imagen adecuada, la circularidad semántica, la ironía, la longitud lineal. En su contenido se aprecia un juego intertextual que se enmarca con otros lenguajes artísticos, cinematográficos, con una retórica proveniente de la historia y que recrea los vericuetos de la memoria.
Las cosas pendientes por ejecutar en la cornisa de los días, se entrecruza con lo actuado y consumado. El advenimiento inevitable del deceso como sensación de pérdida. Y el encanto de la juventud en medio de la reflexión que implica la inevitable vejez, a través de la metáfora de la mariposa incrustada en la piel de la muchacha altiva, desatando interrogantes sobre los intersticios de la existencia humana. Tatuajes de una contemporaneidad efímera.
Sus textos nos conducen a una exploración desde el flashback, repasando episodios de los 70, en donde nace el poeta y en el mundo la sociedad convulsiona, se agita y reacciona en ese intento infructuoso por perdurar “triste, solitario y vano”, tal como lo tituló Osvaldo Soriano.
El poeta se enfrenta con la realidad y estalla como un kamikaze en el centro de la plaza pública o en la habitación gélida y oscura. Deja su legado en la página hasta hace poco en blanco y trasciende su voz ratificando la entera dedicación hasta la muerte de este “maravillosamente inútil oficio de escritura”.
Aníbal Fernando Bonilla
Matemáticas
Las noches no son innumerables.
Para ti están contadas,
como los granos de la cena final de un condenado.
Esta noche puede ser una de tantas o la última.
Las estrellas no son innumerables.
Hay un número exacto, como el de tus cabellos,
y mientras unas nacen,
otras se apagan para siempre.
Goza de su parpadeo,
del brevísimo estremecimiento
/de su luz antigua.
Los árboles no son innumerables.
De uno de ellos podría estar hecha
tu urna funeraria
—la muerte y esa imagen
son un lugar común—
pero, si lo mereces
o te premian los dioses,
algún árbol nacerá
de lo que fue tu corazón
yacente.
Haz todo para alcanzar
ser ese árbol
y, siéndolo ya,
poder estremecer las hojas
para alguien
una noche cualquiera,
cuando todas tus noches
hayan terminado
bajo la antigua luz
de unas nuevas estrellas.
(inédito)
Examen de conciencia
Nunca pude contemplar
/la migración de las ballenas
Jamás visité Bucaramanga
No amanecí en el éxtasis de dos muchachas
oscuras, relucientes como el ébano
Más tarde, más tarde.
La redondez de la tierra vista desde el espacio
El abismado fondo de los mares
El cráter incandescente de un volcán en erupción
posiblemente no los verán mis ojos
¿O más tarde?
Hay ciertas bocas que todavía no besé
Líneas que aún no escribí
/ y están redondas en mi cráneo
Ominosas omisiones que es preciso reparar
Un justo, necesario abrazo
Será un día de estos.
La vida consiste en dejar
cosas pendientes
mientras pendemos
del hilo de la muerte
Solamente ella es inaplazable.
Tatuajes
Una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.
Una mariposa de tinta que durará más
/que la lozanía
de la piel donde habita.
Cuando la muchacha sea una anciana, allí estará,
joven aún, la mariposa.
¿Cómo se verá la espalda de la muchacha
cuando la lozanía de su piel haya pasado?
¿Cómo se verá la muchacha que ahora ilumina
la verdulería, como una fruta más para mi mano?
¿Los viejos de mañana se verán como los de hoy
y los de siempre?
¿O serán diferentes, ellas con piercings
/en los senos caídos
y ellos grandes aretes en las orejas sordas?
¿Volarán mariposas en la espalda
/de las muchachas viejas,
arrugarán sus alas sobre camas del coma,
/se marchitarán flores
de tinta dibujadas donde se abren sus nalgas?
Tal vez no pueda verlo, ya yo estaré ido para entonces
con mi mano temblando bajo un jean de mezclilla
o con la mente ausente en la cannabis
procurando aliviar dolores cancerígenos.
Ah, una mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa muchacha.
Una mariposa de tinta que durará más que su aire.
Cuando ella haya exhalado por vez última
allí estará la mariposa todavía.
¿Echará a volar cuando incineren su morada de carne?
¿Se pudrirá en la tumba como una concubina egipcia?
¿La escuchará alguien volar o quemarse o pudrirse
y podrá venir para contarlo?
¿Escuchará alguien la historia
/desde la soledad de sus audífonos,
de los grandes aretes en sus orejas sordas?
¿No son estas las viejas preguntas de siempre?
¿Volveré a ver a algún día a la mariposa?
¿Volveré a ver a la muchacha?
¿Continuarán existiendo las verdulerías?
De su estancia
De su estancia en vaya a saberse cuáles ciudades de la confusión
conservaba,
apenas a salvo de la humedad y el calor propio a esa hacienda
estacada en el centro del verano,
unas cuantas revistas que en el cuarto de baño daban cuenta
de un pasado mejor, de unos años
de bullente actividad intelectual,
de grupos activistas, de talleres de cuento, de seminarios
lacanianos,
de círculos de discusión de la Escuela de Frankfurt
y otros misterios reservados para los iniciados en
el buen sexo y los porros de aquella época y de aquellas ciudades de la
confusión
en las que esa mujer altiva y lúcida aprendió a preparar un par
de buenos platos
—por ejemplo, pollo al mole—
que hoy junto a las revistas son todo el patrimonio que perdura
de aquellos años dorados, esplendentes,
en que todos querían cambiar el mundo a fuerza
de bullente actividad intelectual y porros y Gramsci y hasta de Louis Althusser,
hasta que Louis Althusser estranguló a su mujer e ingresó al manicomio y murió babeando su impotencia y su ira en un camino
lodoso, del color del mole del pollo al mole,
botando sangre como rojos un cuadro de Frida Kahlo,
ese lugar común ahora, por entonces aún un descubrimiento
en una de las tapas de aquellas revistas estacadas
en medio del baño de aquella hacienda,
estacada a su vez
en el centro de esa mujer altiva y lúcida, tan digna
en su derrota
como la golondrina de Wilde cuando decía
despreciar el verano.
1972
Fue el año en que Nixon visitó la China
que Marco Antonio Campos refutó a Neruda
—Las páginas no sirven. La poesía no cambia
sino la forma de una página—
que estrenaron Solaris (lo dije en otro poema) pero también Aguirre Cabaret Garganta profunda El hombre de La Mancha Gritos y susurros El útimo tango —ah María Schneider en la tina y Brando ubicuo, bilocal, al mismo tiempo en el ático parisino y en Villa Corleone, otro y el mismo— mientras Zefirelli hacía volar a Chiara y Francesco en una nube de flores, Snoopy se iba de casa junto a Woodstock y Chaplin volvía a Hollywood (ya Osvaldo Soriano lo contó en una novela suya).
Murieron Chevalier, Alejandra y Kawabata, el primero bailando los otros dos
al filo del espejo
y se despidió de este mundo una princesa
Carolina Matilde de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, bautizada como Princesa Viktoria-Irene Adelheid Auguste Alberta Feodora Karoline Mathilde de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg
de la que solo queda el nombre en Wikipedia.
También dijo arrivederci el profeta de la usura, que solía contemplarse en los ríos
en noches de plenilunio y enderezar aun las torres con sus cantos.
Una estela explosiva dejó el cohete fallido que propulsaba a la sonda Cosmos hacia Venus
y otra Harry S. Truman, con su cortejo de átomos y carne chamuscada.
Bobby Fischer, el díscolo, el irreductible, venció a Boris Spassky
llevándose el título a casa junto a unas cervezas,
en tanto el odio ensangrentaba los juegos olímpicos de Munich el penal de Trelew
un domingo en Irlanda del Norte el campus de la universidad de El Salvador
en cuanto un terremoto destruía Managua y en Roma
un tal Laszlo Toth atacaba la Pietà de Miguel Ángel con un martillo,
gritando que él era Jesucristo.
Era 1972 y en un país perdido entre montañas,
en una clínica metodista, por puro azar,
nacía yo, que debí haber nacido en otra ciudad y otro hospital;
y poco antes o después nacían otros niños y niñas con los ojos también maravillados,
de este y del otro lado del Ecuador, dedicados ahora, como yo, a este inútil,
maravillosamente inútil oficio de escritura.
Sí, de seguro fueron los efectos del cohete de la Cosmos
el poderoso cóctel de todas esas películas
algo de los últimos alientos de Pound y la Pizarnik,
y sobre todo la estela del poema de Marco Antonio Campos:
Las páginas no sirven. / La poesía no cambia / sino la forma de una página, la emoción, / una meditación ya tan gastada. / Pero, en concreto, señores, nada cambia. / La poesía no hace nada. / Y yo escribo estas páginas sabiéndolo.
Eppur si muove, cuarenta años después
ya solo quedan en pie los poemas de Alejandra, los cantos de Ezra, algo de las novelas de
Kawabata, mucho de los versos de Neruda y casi todas esas cintas
indescriptibles
mientras el resto: Nixon Mao Neftalí Reyes Tarkovski Klaus Kinski Bob Fosse la deliciosa Linda Lovelace el insoportable Ingmar Bergman la más deliciosa María Schneider el más insoportable Marlon Brando el ya no se diga Charles Chaplin Osvaldo el Negro Soriano Charles M. Shulz Maurice Chevalier Carolina Matilde de Schleswig- Holstein-Sonderburg-Glücksburg el propio Ezra el programa espacial soviético la URSS Truman Bobby Fischer y todos sus rivales las víctimas y los asesinos el loco del martillo
son ya carne de gusanos y de la desmemoria
como lo seremos los poetas del 72 y Zefirelli y Marco Antonio Campos algún día
pero no su refutación a Neruda que se refuta a sí misma
perdurando
inútil y maravillosa
como la poesía,
como la Loren
como La Pietá
triste, solitaria
y final.
La felicidad
Y acaso a veces
o casi siempre
la felicidad sea solo un arrebato:
un rapto
algo así como
la velocidad en un descapotable
o la sensación de la velocidad en un descapotable
o la maravillosa sensación de escuchar
/Chicago a toda mecha en un descapotable
que recorre un camino bordeado de sembríos
/ verde y oro.
Sí, eso.
La cuestión es escuchar Chicago
/ —o Pachelbel u ópera—
y pensar que estamos corriendo por una carretera
larga y libre
muy larga y muy libre
y que somos ese descapotable
celeste y oro
que jamás tendremos.
Algo así.
*Imagen utilizada para el banner: © Foto: Luis Yaulema.
- Melvyn Aguilar
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Gabriel Chávez Casazola
(Bolivia, 1972). Poeta y periodista, considerado “una de las voces imprescindibles de la poesía latinoamericana actual”. Sus libros están publicados en 15 países y ha sido traducido a 10 idiomas.
Es autor, entre otros títulos, de El agua iluminada (2010), La mañana se llenará de jardineros (2013) y Multiplicación del sol (2018). Se han publicado numerosas antologías de su poesía, como Aviones de papel bajo la lluvia (España, 2016); Il canto dei cortili (Italia, 2018); La vitesse des fantômes (Francia, 2018); y Cámara de Niebla, con siete ediciones en distintos países, las más recientes en México (2022) y Chile (2024). Su obra reunida acaba de aparecer en Ecuador bajo el título Cuadernos de la luz (2024).
Recibió la Medalla al Mérito Cultural de Bolivia y el Premio Editorial al Mejor Libro del Año, entre varios reconocimientos. Es docente universitario de Escritura Creativa y curador del Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de los Anillos, que fundó hace 11 años. También dirige la colección Agua Ardiente de Plural Editores, así como el taller y sello colaborativo de poesía Llamarada Verde en la ciudad de Santa Cruz, donde reside.
Aníbal Fernando Bonilla
(Ecuador, 1976). Máster en Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana y Máster en Escritura Creativa por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Licenciado en Comunicación Social. Docente universitario. Ha publicado, entre otros, los poemarios Gozo de madrugada (2014), Tránsito y fulgor del barro (2018), Íntimos fragmentos (2019), las plaquettes Caminante extraviado (2024) y Olvido después de la ceniza (2024), más la recopilación de artículos de opinión en Tesitura inacabada (2022). Finalista del Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2018, del III Premio Internacional de Poesía de Fuente Vaqueros 2023, y del XI Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2024. Columnista de diario El Telégrafo entre 2010 y 2016. Articulista de El Mercurio de Cuenca desde el 2022, y colaborador en varias revistas digitales. Participante seleccionado en el Taller de Poesía Ciudad de Bogotá Los Impresentables (2022, 2023 y 2024). Ha sido invitado a eventos de carácter literario, cultural y político en España, Nicaragua, Argentina, Uruguay, Cuba, Bolivia y Colombia.
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