Poesía
Mar verde
Me abro paso en sus aguas de hojas,
humedad, arbustos y seres maderosos.
Mis dedos tocan esa estela verde,
entre frutos del bosque y aves
/que se mezclan en el sonido silvestre.
Respiro su profundidad y me sumerjo.
Dentro de su líquido amniótico de savia,
mi sangre se vuelve esmeralda,
mis venas y nervios transmutan a raíces.
La acacia surge desde mi piel muerta,
hasta cubrirme por completo.
¿Hasta dónde llega su profundidad?
¿Acaso es medible?
¿Qué criaturas aguardan fuera de la luz?
En mi ser surge esa entidad acústica,
/acuática y selvática,
me adapto de manera espontánea
/ y hago de este sitio mi hogar,
entre el musgo, liquen y las alturas, soy.
Un bosque nadando en sí mismo,
/el origen de un final infinito,
la hoja y semilla que tiene el talento
/de volver y ser de nuevo,
con la vida encapsulada
/y la muerte a cuestas.
Veo el mar verde y me hundo.
Alquimista de letras
Alquimista de letras, que dejas oro en los ojos de los que te leen.
La interminable aparición de las hojas
Tengo un gorrión vestido del color de tu voz.
Tengo una hoja que se hace otoño ante tu mirada.
Tengo una ventisca que provoca buscar abrigo.
Tengo un latido siendo eco, siendo ave,
/siendo cielo, siendo corteza, siendo… la
interminable aparición de las hojas.
Ternurita
Caricia pequeñita que me abraza todo
suavidad casi intangible.
Mirada de agua para sumergirse
los labios de los que no quiero irme.
Roca, rosa e incendio
Todos mis felinos
/beberán agua de tus pezones
luego de caminar los desiertos
/de la soledad
en las andanzas introspectivas del ser
oreándose sobre el jade de nuestra piel.
Sucede toda una civilización que haciendo a un lado la colonización,
ama en libertad, piensan sobre el bien común y el placer sublime.
Se crea toda una forma de vida
con sus reglas rotas e insondables miradas
misterios desvistiéndose en la madrugada
que se revelan solo a los noctámbulos.
En la vida en al revés, aquí no se duerme;
/pero se sueña siempre.
El agua viene a ti y te recorre hondo
la calidez pesa en las caricias
/sobre aquel viejo roble.
Se crean tribus salvajes
fauna imparable
y una flora casi impenetrable
abrazos que se vuelven
/sabana, almohada y cama.
Aves que aletean desde los poros
/pidiendo salir
envolvernos en sus alas y entre plumas,
/mordiscos y ese huracán que nos atraviesa
al vernos
sentirnos
sabernos.
Compartir la furia de la tormenta
/y el vendaval
la roca y la rosa
ser el pez y el señuelo
a la ingravidez de una lágrima
pronto consuelo
Las sonrisas, como las ganas… mutuas.
El fuego sobre fuego sucumbiendo
/al incendio
que va arrasando con la casa,
/con las llanuras
las montañas y cordilleras desaparecerán
pero todo vuelve al génesis de una semilla
queriéndolo de nuevo intentar.
Jutiapa
En Jutiapa todos son altos
el calor algo les hace a las mujeres
porque son galanas
bellas, poderosas
/y si te enamorás de una ya valió.
O son zarcos o mulatos,
o colochos y atrevidos,
pícaros y sensatos,
si es que ellos toman guaro y cerveza,
/ nada de vinos
El bigotón
sombrero y hebilla
el apellido y porque no
/unos pares de pares de tequila.
Los cigarros rojos
/y nada de eso pepinos
para eso tenemos mangos y jocotes
y si tenés paciencia hasta conserva.
Elotes dorados con sal y limón
dorados los pescados
/con tortilla que truene.
Ticucas con salsa y repollo
un par de coquitas de vidrio,
/a huevos.
Vámonos pal río
a hacer día de campo
a cazar cangrejos cuando cueveemos.
Pero solo hasta las cinco
a las seis salen de la cueva
/los murciélagos
a las siete se duermen los abuelos
y se hace fresca la noche.
Caminemos para el campo
que en la cancha
/habrá juego de básquet
luego viene la feria y el baile.
Es Jutiapa
es alta
robusta
coqueta
chistosa
y habla solo como ella.
Es así y todos lo saben.
Volar
Saquemos los libros de los anaqueles
Dejemos que vuelen
Que visiten la casas,
/que se encuentren con la gente.
En besos de páginas
Epílogos de una cita exquisita
Con separadores oportunos
Acotaciones que no perdonen
/las hojas limpias
Subrayemos los momentos
De verde, amarillo y naranja
/fluorescente.
Que ocupen otras libretas
Mesas y momentos en el bus
Que los olviden en algún café
Para ser tocados por otros dedos
Admirados con otras miradas
Perfumando instantes de complicidad.
Que los erosione el tiempo
Aceptando su vulnerabilidad material
A gusto con la realidad
Que el recuerdo
Es la forma de ser eterno
mientras alguien diga tu nombre
Vivirás.
Seamos poesía viva
Verso en boca
Una llama que se niega
A consumirse pronto.
Gerson González – El hombre del bosque
Guatemalteco de 35 años, Publicista Profesional, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, escritor desde los doce años, a lo largo del tiempo ha desglosado su inspiración en varías temáticas, Gestor Cultural en diversas actividades y colaborador con otros artistas para la organización de eventos. Ha publicado parte de su poesía en la antología Poesía Métrica Contemporánea Guatemalteca de Editorial POE. Se ha desempeñado en el ámbito publicitario como Community Manager, Social Media Manager, Redactor y Creativo. Sus amplios conocimientos en la gestión de redes sociales empresariales, pautas digitales, estrategias de contenido y creatividad lo impulsaron para cofundar la agencia de publicidad “Los Bros”, además de fungir como docente impartiendo cursos relacionados al marketing digital en la Universidad Panamericana.
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