Declaratoria de heredero

Sin haber dejado testamento
mi padre ha fallecido
La aversión hacia mi preferencia sexual
es mi legado.
Este derecho es un tormento
   /con la medida exacta de mi cuerpo.

Prolongaciones

El primero en enseñarle el juego a Luis
fue su primo. Para hacerlo más resistente,
le dio un bate en sus manos.
Luis jugaba con bolas de papel,
hasta sentir la fuerza del golpe
como si fuera una pelota de verdad.
El día que su primo lo violó.

El dolor es similar a los latigazos
con los que la ley islámica castiga
                  /a los homosexuales.
Sobre una camilla las agujas
       /le pinchan y le anestesian
debido al desgarro anal.

El sonido del monitor de eventos cardíacos
le recuerda la voz de su primo condenando:
“En este mundo, los anormales
                         /como vos deben aguantar”

*Poemas pertenecientes al Poemario inédito Ojo de Loca

VENDEDORA

Mi abuela, con las reservas de nutrientes
              /de su cuerpo,
nos alimentó a su hijo
 /y a mí; cuando mi madre me abandonó.
Ella me cuenta que yo
/bien pude destazar sus senos,
atragantada de leche los rasguñaba,
en medio del aroma de los ajos
                  /y el escozor del chile,
el vapor terroso de los frijoles,
       /un ácido lácteo en la carne cruda,
y la fragancia del romero y la albahaca.

De mi abuela asumí el paisaje sonoro
                /del comercio,
modulado por las voces de los vendedores.
Esta mañana escucho su voz aguda
          /en el pregonar de su venta,
mientras, yo acomodo su delantal
/bordado de gladiolos.

LA VICTIMA

Idéntico a quien apunta con un revólver,
me apuntas con el dedo índice diciendo:
“Hijo, a ti, te hace falta un buen golpe”.

Madre, juegas y conversas conmigo,
yo apenas balbuceo y mezo mi cuerpo
                  /de atrás hacia adelante.
Besas todas las partes de mi cuerpo
                   /y me provocas risa.
Y así fue hasta que dije mi primera palabra:
                                                          /Papá.
Y así giró tu rostro,
   /como gira el tambor cargado de munición.
Dos silabas con la fuerza necesaria
                          /para empujar una bala,
es la palma de tu mano
         /que estalla con furia en mi boca.
En el materno y brutal manotazo,
creí sentir el ardor de la pólvora
                 /y mi piel herida.
Y de la censura que amenazó mis palabras,
aprendí a escribir poemas,
/como un disparo a la humillación.

*Poemas pertenecientes al poemario inédito Oficio Puntual